"La idea de un universo inmenso nos genera dudas acerca de lo que puede pasar allí. Demasiadas incógnitas desencadenan en un centenar de posibles respuestas. ¿Acaso estas incógnitas han sido resueltas? No, y no porque no tengamos excelentes físicos o matemáticos, sino porque hablar del espacio exterior supone caer en un agujero bañado en penumbra y sin fondo. El ser humano no tiene la capacidad suficiente de explorar por sí mismo el resto del cosmos, sin embargo, la tecnología sí que puede hacerlo. ¿Esto significa que no falta mucho para saber todos los secretos del universo? Tampoco, pues la tecnología podrá explorar, mas no explicar y fundamentar todo lo que sucede a su alrededor, volviendo a la misma analogía del agujero sin fondo. Cada vez que se descubre algo en el espacio exterior, caemos en cuenta de que este es infinito y ya dió mil pasos cuando nosotros apenas hemos dado uno. ¿Me creerías si te digo que existen agujeros en este gran agujero infinito, como lo es el universo? No te sorprendas, es como las muñecas rusas, hallas una más pequeña dentro de la más grande y así sucesivamente. Es casi seguro que hayas oído hablar de los agujeros negros, y no me refiero a la analogía que mencioné hace líneas, sino a los que absorben materia y aún se siguen estudiando. En los que puedes viajar a universos paralelos y… espera, ¿qué? No me digas que no sabes nada sobre teoría de fractales y agujeros blancos. Aunque, pensándolo bien, por eso estás leyendo este libro, para saberlo o solo quieres entretenerte un momento. De cualquier manera, el espacio es un claroscuro constante: un agujero negro y uno blanco (como metáfora, luego sabrás por qué), incógnitas y respuestas o luz y penumbra. En el planeta Tierra se utiliza como una técnica artística, en este capítulo se metaforiza como los opuestos en el espacio, es decir, un Claroscuro en el espacio."